Espacio J-H de la zona palacial del oppidum ibérico de Puente Tablas (Jaén, España). (3D, alta resolución).

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Appellation Espacio J-H de la zona palacial del oppidum ibérico de Puente Tablas (Jaén, España). (3D, alta resolución).
Address Jaén, área Metropolitana De Jaén, Spain
Coordinates (Lat, Lon) (37.812852 , -3.74887)
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El palacio del príncipe de Puente Tablas es un edificio construido en el siglo V a.C. y que a lo largo del siglo IV y del III a.C. terminó de adquirir la estructura que se reconoce hoy. El núcleo central o zona principesca del complejo palacial es una construcción que tiene 400 metros cuadrados de planta con dos partes bien diferenciadas. La primera y más noble se ordena en torno a un patio, más o menos cuadrado y enlosado, en el que dos columnas privilegian al norte un espacio reservado, en tanto una serie de pilares separa la parte occidental y la oriental del edificio, que debieron tener funciones muy diferentes, públicas al oeste y privadas al este, donde seguramente existiría una segunda planta. Se trata de una división de ambientes frecuente en los edificios palaciales del Mediterráneo antiguo. Los visitantes accederían desde el sur del edificio a través de un vestíbulo enlosado y escalones que salvarían la diferencia de cota entre la puerta y el patio. En la esquina noroeste del palacio un segundo patio constituiría un espacio de culto con una cela situada al fondo y en el que un betilo marcaría el acceso directamente desde la calle en el siglo III a.C., si bien se conectaba por el interior con el resto del edificio. Un sistema de canales realizados con piedra, por último, haría circular el agua por el interior de la casa hacia un pequeño aljibe y hacia el exterior. Por el sureste se adosaba al edificio central un segundo cuerpo rectangular conformado, al menos para la fase más tardía del III a.C, por tres naves que se cerraban ante un potente muro exterior. Este segundo cuerpo parece que atendería las funciones relacionadas con los servicios al palacio. Así se hace notar por la presencia de silos, cubetas, hornos, canales de agua, etc. De este modo, el edificio palacial se configuraría en una planta con forma de ele. Igualmente existe una zona dedicada a la producción, en las que se han documentado la existencia de un espacio de cocina, una tahona, prensas de aceite y un lagar. El edificio se levantó sobre cimentación de piedra con tapial y adobe y entre los hallazgos documentados en el proceso de excavación se ha constatado que el uso del yeso y la cal fue habitual en las paredes, del mismo modo que los restos de estuco rojo destacarían el cuidado seguido en el tratamiento de sus superficies. Los enlosados y la pintura en rojo constituyeron por otra parte el tratamiento habitual de los suelos. Longitud: 14.5 m Anchura: 12.5 m Resolución del modelo: baja. Método de adquisición del modelo: Fotogrametría. Usuarios recomendados: Público general. Cronología: S.IV a.C.
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Source Instituto de Arqueología Ibérica-Universidad de Jaén
Europeana Rights Creative Commons - Attribution, Non-Commercial, No Derivatives (BY-NC-ND)
Period Name Ibérico Pleno
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Name Modelo 3d (alta resolución) del Espacio J-H de la zona palacial del oppidum ibérico de Puente Tablas (Jaén, España)
Description El palacio del príncipe de Puente Tablas es un edificio construido en el siglo V a.C. y que a lo largo del siglo IV y del III a.C. terminó de adquirir la estructura que se reconoce hoy. El núcleo central o zona principesca del complejo palacial es una construcción que tiene 400 metros cuadrados de planta con dos partes bien diferenciadas. La primera y más noble se ordena en torno a un patio, más o menos cuadrado y enlosado, en el que dos columnas privilegian al norte un espacio reservado, en tanto una serie de pilares separa la parte occidental y la oriental del edificio, que debieron tener funciones muy diferentes, públicas al oeste y privadas al este, donde seguramente existiría una segunda planta. Se trata de una división de ambientes frecuente en los edificios palaciales del Mediterráneo antiguo. Los visitantes accederían desde el sur del edificio a través de un vestíbulo enlosado y escalones que salvarían la diferencia de cota entre la puerta y el patio. En la esquina noroeste del palacio un segundo patio constituiría un espacio de culto con una cela situada al fondo y en el que un betilo marcaría el acceso directamente desde la calle en el siglo III a.C., si bien se conectaba por el interior con el resto del edificio. Un sistema de canales realizados con piedra, por último, haría circular el agua por el interior de la casa hacia un pequeño aljibe y hacia el exterior. Por el sureste se adosaba al edificio central un segundo cuerpo rectangular conformado, al menos para la fase más tardía del III a.C, por tres naves que se cerraban ante un potente muro exterior. Este segundo cuerpo parece que atendería las funciones relacionadas con los servicios al palacio. Así se hace notar por la presencia de silos, cubetas, hornos, canales de agua, etc. De este modo, el edificio palacial se configuraría en una planta con forma de ele. Igualmente existe una zona dedicada a la producción, en las que se han documentado la existencia de un espacio de cocina, una tahona, prensas de aceite y un lagar. El edificio se levantó sobre cimentación de piedra con tapial y adobe y entre los hallazgos documentados en el proceso de excavación se ha constatado que el uso del yeso y la cal fue habitual en las paredes, del mismo modo que los restos de estuco rojo destacarían el cuidado seguido en el tratamiento de sus superficies. Los enlosados y la pintura en rojo constituyeron por otra parte el tratamiento habitual de los suelos.
Type 3D
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Name Fotografía a color. Espacio J-H de la zona palacial del oppidum ibérico de Puente Tablas (Jaén, España)
Description El palacio del príncipe de Puente Tablas es un edificio construido en el siglo V a.C. y que a lo largo del siglo IV y del III a.C. terminó de adquirir la estructura que se reconoce hoy. El núcleo central o zona principesca del complejo palacial es una construcción que tiene 400 metros cuadrados de planta con dos partes bien diferenciadas. La primera y más noble se ordena en torno a un patio, más o menos cuadrado y enlosado, en el que dos columnas privilegian al norte un espacio reservado, en tanto una serie de pilares separa la parte occidental y la oriental del edificio, que debieron tener funciones muy diferentes, públicas al oeste y privadas al este, donde seguramente existiría una segunda planta. Se trata de una división de ambientes frecuente en los edificios palaciales del Mediterráneo antiguo. Los visitantes accederían desde el sur del edificio a través de un vestíbulo enlosado y escalones que salvarían la diferencia de cota entre la puerta y el patio. En la esquina noroeste del palacio un segundo patio constituiría un espacio de culto con una cela situada al fondo y en el que un betilo marcaría el acceso directamente desde la calle en el siglo III a.C., si bien se conectaba por el interior con el resto del edificio. Un sistema de canales realizados con piedra, por último, haría circular el agua por el interior de la casa hacia un pequeño aljibe y hacia el exterior. Por el sureste se adosaba al edificio central un segundo cuerpo rectangular conformado, al menos para la fase más tardía del III a.C, por tres naves que se cerraban ante un potente muro exterior. Este segundo cuerpo parece que atendería las funciones relacionadas con los servicios al palacio. Así se hace notar por la presencia de silos, cubetas, hornos, canales de agua, etc. De este modo, el edificio palacial se configuraría en una planta con forma de ele. Igualmente existe una zona dedicada a la producción, en las que se han documentado la existencia de un espacio de cocina, una tahona, prensas de aceite y un lagar. El edificio se levantó sobre cimentación de piedra con tapial y adobe y entre los hallazgos documentados en el proceso de excavación se ha constatado que el uso del yeso y la cal fue habitual en las paredes, del mismo modo que los restos de estuco rojo destacarían el cuidado seguido en el tratamiento de sus superficies. Los enlosados y la pintura en rojo constituyeron por otra parte el tratamiento habitual de los suelos.
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